Diez años después de la tragedia
En El Aro los pobladores continúan ejerciendo labores agrícolas, auque es notoria también la presencia de cultivos ilícitos.
Por primera vez un mandatario departamental visitó el corregimiento El Aro del municipio de Ituango. El 24 de diciembre, el gobernador Aníbal Gaviria estuvo allí y escuchó varias de la necesidades primarias de esta comunidad que aún no olvida su tragedia.
Para Luís Argemiro Arango de 54 años, los mimos que lleva viviendo en el corregimiento El Aro del municipio de Ituango, la tarde del 25 de octubre de 1997 nunca se borrará de su mente, no porque haya sido una fecha especial, sino porque fue el día en que vio morir a ocho de sus mejores amigos, hizo parte de los más de 700 desplazados que debieron salir de allí para preservar su vida y por ende, sintió la muerte a unos centímetros de su cuerpo. Él es uno de los sobrevivientes de la masacre perpetrada por los paramilitares en esta comunidad del Norte antioqueño, y de la cual el jefe paramilitar Salvatore Mancuso, hoy desmovilizado, se declaró “responsable”. “Esto aquí fue muy duro y todavía uno vive con el horror que nos produjo ese día. Yo estaba con unos amigos tomándonos unas cervezas, buscando calmar el miedo, porque ya nos habían dicho que de Puerto Valdivia y de Ituango, habían salido unos hombres armados y que venían para acá matando al que se le atravesara”, relata Luís Argemiro, mientras sus pupilas se dilatan al recordar que él fue uno de los que estuvo con la punta de un fusil en la cabeza, mientras veía los cadáveres de sus vecinos y amigos. “Eran como las 2:30 PM del 25 de octubre del 97, cuando empezaron a llegar los primeros hombres armados. En ese momento habíamos poquitos en el pueblo porque la mayoría estaba trabajando. A mis amigos y a mí nos llevaron hasta el parque y nos tiraron al suelo mientras nos insultaban y nos trataban de guerrilleros, de repente comenzaron a dispararle a la gente. A unos los mataron a bala y a otros a machete. Yo mentalmente le pedía a mi Dios que si esa mi hora que me perdonara los pecados, o que de lo contrario aplacara a esa gente. Ahora me doy cuenta de todavía no me tocaba”. En total allí los paramilitares asesinaron a once personas, obligaron el desplazamiento de todos su pobladores y estuvieron alojados en el casco urbano por espacio de ocho días, tiempo suficiente para quemar las casas, arrasar con los pocos enseres que habían quedado al interior de las viviendas, apropiarse de unas 800 cabezas de ganado, 80 mulas, y saquear hasta el puesto de salud. Diez años de esperanza El pasado 24 de diciembre el gobernador Aníbal Gaviria, visitó está comunidad, actualmente habitada por unas 150 personas, la mayoría de ellas niños, con el ánimo de llevarles un mensaje de navidad y escuchar algunas de sus necesidades. El Mandatario Departamental recorrió las calles de tierra y rodeadas a lado y lado por casas fabricadas en barro y techos de zinc, mientras en los rostros de los pobladores se dejaba ver la alegría y el asombro de conocer por primera vez un Gobernador, pues ni siquiera en la fecha de la tragedia uno de ellos los había visitado. Reunidos en el templo, el mismo que no tiene sacerdote desde hace más de 6 meses, la comunidad representada en Luís Argemiro Arango, su presidente de Acción Comunal, dejó desbordar toda la esperanza que los ha caracterizado durante los últimos 10 años y le plantearon al Gobernante varias de sus necesidades, las misma que ahora esperan sean atendidas, y así “volver a hacer de El Aro, el sitio que alguna vez fue”.
Peticiones - El Aro espera inversión
Varias fueron las necesidades planteadas por la comunidad de El Aro al gobernador Aníbal Gaviria, algunas de ellas fueron la construcción de una carretera que los una con Puerto Valdivia, pues actualmente se demoran 6 horas de camino para llegar de una población a otra. Dotación para el centro de salud, sala de sistemas para el colegio, implementación allí del bachillerato, una placa polideportiva y dotación deportiva, electrificación rural y mejoramiento del sistema de acueducto y alcantarillado, entre otros.
En El Aro los pobladores continúan ejerciendo labores agrícolas, auque es notoria también la presencia de cultivos ilícitos.
Por primera vez un mandatario departamental visitó el corregimiento El Aro del municipio de Ituango. El 24 de diciembre, el gobernador Aníbal Gaviria estuvo allí y escuchó varias de la necesidades primarias de esta comunidad que aún no olvida su tragedia.
Para Luís Argemiro Arango de 54 años, los mimos que lleva viviendo en el corregimiento El Aro del municipio de Ituango, la tarde del 25 de octubre de 1997 nunca se borrará de su mente, no porque haya sido una fecha especial, sino porque fue el día en que vio morir a ocho de sus mejores amigos, hizo parte de los más de 700 desplazados que debieron salir de allí para preservar su vida y por ende, sintió la muerte a unos centímetros de su cuerpo. Él es uno de los sobrevivientes de la masacre perpetrada por los paramilitares en esta comunidad del Norte antioqueño, y de la cual el jefe paramilitar Salvatore Mancuso, hoy desmovilizado, se declaró “responsable”. “Esto aquí fue muy duro y todavía uno vive con el horror que nos produjo ese día. Yo estaba con unos amigos tomándonos unas cervezas, buscando calmar el miedo, porque ya nos habían dicho que de Puerto Valdivia y de Ituango, habían salido unos hombres armados y que venían para acá matando al que se le atravesara”, relata Luís Argemiro, mientras sus pupilas se dilatan al recordar que él fue uno de los que estuvo con la punta de un fusil en la cabeza, mientras veía los cadáveres de sus vecinos y amigos. “Eran como las 2:30 PM del 25 de octubre del 97, cuando empezaron a llegar los primeros hombres armados. En ese momento habíamos poquitos en el pueblo porque la mayoría estaba trabajando. A mis amigos y a mí nos llevaron hasta el parque y nos tiraron al suelo mientras nos insultaban y nos trataban de guerrilleros, de repente comenzaron a dispararle a la gente. A unos los mataron a bala y a otros a machete. Yo mentalmente le pedía a mi Dios que si esa mi hora que me perdonara los pecados, o que de lo contrario aplacara a esa gente. Ahora me doy cuenta de todavía no me tocaba”. En total allí los paramilitares asesinaron a once personas, obligaron el desplazamiento de todos su pobladores y estuvieron alojados en el casco urbano por espacio de ocho días, tiempo suficiente para quemar las casas, arrasar con los pocos enseres que habían quedado al interior de las viviendas, apropiarse de unas 800 cabezas de ganado, 80 mulas, y saquear hasta el puesto de salud. Diez años de esperanza El pasado 24 de diciembre el gobernador Aníbal Gaviria, visitó está comunidad, actualmente habitada por unas 150 personas, la mayoría de ellas niños, con el ánimo de llevarles un mensaje de navidad y escuchar algunas de sus necesidades. El Mandatario Departamental recorrió las calles de tierra y rodeadas a lado y lado por casas fabricadas en barro y techos de zinc, mientras en los rostros de los pobladores se dejaba ver la alegría y el asombro de conocer por primera vez un Gobernador, pues ni siquiera en la fecha de la tragedia uno de ellos los había visitado. Reunidos en el templo, el mismo que no tiene sacerdote desde hace más de 6 meses, la comunidad representada en Luís Argemiro Arango, su presidente de Acción Comunal, dejó desbordar toda la esperanza que los ha caracterizado durante los últimos 10 años y le plantearon al Gobernante varias de sus necesidades, las misma que ahora esperan sean atendidas, y así “volver a hacer de El Aro, el sitio que alguna vez fue”.
Peticiones - El Aro espera inversión
Varias fueron las necesidades planteadas por la comunidad de El Aro al gobernador Aníbal Gaviria, algunas de ellas fueron la construcción de una carretera que los una con Puerto Valdivia, pues actualmente se demoran 6 horas de camino para llegar de una población a otra. Dotación para el centro de salud, sala de sistemas para el colegio, implementación allí del bachillerato, una placa polideportiva y dotación deportiva, electrificación rural y mejoramiento del sistema de acueducto y alcantarillado, entre otros.