Ellos están listos para dar una mano, pero hay que pedir con fe y agradecer con generosidad.
Desde siempre se ha oído hablar de los Ángeles. Su presencia ha sido constante en todas las religiones con nombres diversos: en persa es Angaros; en hebreo, la palabra es Malakh, y en árabe Malak, por nombrar algunos. No importa cómo se escriba o pronuncie, el significado siempre es el mismo, mensajero, un enlace entre Dios y los hombres.
Cada vez más gente se acerca a estos seres de luz. Profesionales, estudiantes, amas de casa, gente de todo tipo, que busca encontrar una respuesta a sus inquietudes, una orientación para una buena toma de decisiones. Pero ¿cómo sentir su presencia?, ¿cómo saber que ellos están realmente con nosotros y no es solamente una ilusión o nuestra imaginación?
En mi caso particular, los ángeles se manifestaron sin pedirlo. No fue algo que aprendí o estudié sino que llegó de un momento a otro. Un día de septiembre de 1993 comencé este contacto con ellos y, aunque fue un proceso confuso pues al inicio no sabía lo que estaba sucediendo, poco a poco fui comprendiendo más en qué consistía la ayuda desinteresada y llena de amor que estos seres de luz desean entregarnos y cómo podía compartirla con otras personas. Comprobé que era real y no solamente mi imaginación o una mera creación comercial, especialmente en la época de fin de año.
Aunque a mí esto me llegó sin pedirlo, si uno lo pide, llega. Es así como todos podemos contar con su apoyo para absolutamente todos los aspectos de nuestra vida: el laboral, el económico, el emocional, el de la salud, etc.
Para poder sentir a los Ángeles en nuestras vidas, es importante tener en cuenta lo siguiente:
1. Pedir, pedir y pedir. Los Ángeles respetan la Ley del Libre Albedrío, por lo cual no es posible para ellos intervenir en nuestra vida si no les pedimos que lo hagan.
Una pregunta muy común que recibo es: Y, ¿cómo debo hacerlo? Ellos me han enseñado que la forma de pedirles es natural, con las palabras que salgan de nuestro corazón. No hay que creer que solamente si decimos frases elaboradas o hacemos rituales complicados ellos nos escucharán. Aquello que vale es hacer y decir lo que salga de nuestro interior. Si en algún momento usted siente el deseo de encender una vela para contactarlos o decir una frase especial, puede hacerlo. Pero sin presión o temor de que si no lo hace así, no obtendrá respuesta.
Es importante aclarar que los Ángeles no buscan que los adoremos, pues al único que debemos adorar es a Dios, pero sí están dispuestos, como servidores que son de Él, a ayudarnos a alcanzar aquello que deseamos para nuestra vida para poder disfrutar de la felicidad a la que somos merecedores.2. Confiar. Luego de pedir, es importante tener la fe de que aquello que hemos pedido, llegará. Si pedimos pero al tiempo pensamos “no creo que eso vaya a darse”, neutralizaremos la energía de nuestra petición y haremos que o no suceda o se demore en materializarse.
Escriba, pida mentalmente en oración, medite. No importa la forma en que lo haga. Siempre pida a los Ángeles su intercesión. No se canse de hacerlo. Verá como poco a poco, luego de que usted les dé la ‘luz verde’ para intervenir en su vida, comenzará a ver que cosas mágicas comienzan a suceder: un amigo que le cuenta coincidencialmente sobre otro amigo que justamente está buscando un producto como el que usted vende; el deseo repentino de inscribirse en un curso que antes no había pensado y en donde finalmente conoce a esa persona especial; o el programa de televisión que nunca ve, pero que también coincidencialmente habla sobre el malestar físico o emocional que usted está padeciendo. Todos estos son mensajes que los Ángeles nos están enviando y nos muestran que ellos están con nosotros. Cuente con ellos a partir de este momento. Hágalos parte de su vida y deje que lo acompañen en el año que inicia para que el 2008 sea un año lleno de sorpresas.