A Ituango.
Hay un pueblo grande y muy hermoso,
Una ciudad sembrada en la montaña,
Hay una gente amable y cariñosa
Ejemplo de una tierra con sueños en el alma.
Después de la ciudad, los grandes campos,
Viendo con noble andar en los caminos
Entregan en su trabajo amablemente
Lo mejor del sueño del campesino
Es un campo una ciudad que de la mano
Es una historia de hombres muy humanos
Que vive amaneceres en su tierra
Y esperan atardeceres como hermanos
Es un rincón de mi Colombia,
Ha sido un paraíso entre los hombres buenos,
Ha vivido la guerra y sin embargo,
Sigue adelante con sus tiernos sueños
Ha sido el sonar de los fusiles,
Ha sentido la angustia y la agonía
También ha sentido en los momentos
En algunas horas también las alegrías
Es un pueblo arraigado a sus raíces,
Donde los viejos nos dieron buen ejemplo,
Es una estirpe de nobles montañeros
Que aún guardan voluntad para ser buenos
Ituango, mi sufrido pueblo,
Mi ciudad natal en el olvido
Porqué en vez de trincheras y fusiles;
No le tienden la mano al campesino
Porqué no darle al que trabaja en el campo,
Al que ha entregado con amor su vida,
Al que entre surcos entregó sus sueños
Porqué no darle a Ituango la mejor salida
Porqué en vez de retenes en las calles
Y aquél maltrato a campesino bueno;
No buscan la raíz de la injusticia
Y dejan de marginar a nuestro pueblo
Porqué la humillación a nuestra gente
En todos sus caminos y senderos,
Porqué la acusación a campesinos
Porqué el mal trato al campesino bueno.
Hay un pueblo sembrado en la montaña
Que espera la paz de sus rediles
Y no el oprobio que le da el estado
Entre el fuego humeante de fusiles.
Qué pasa, pues Colombia, patria mía,
Es que este pueblo a ti nada te importa,
Porqué te olvidaste de los viejos fundadores
Que soñaron con la paz en nuestra historia.
Yo que he visto en el rostro de la gente
La causa de la tragedia en su dolor humano,
De un pueblo sediento de alegría,
En vez de un pueblo agobiado y maltratado.
Haber qué le ofrece el estado soberano
Y la gente de arriba y su pujanza,
Marchitando el sueño campesino,
Maltratando la paz y la esperanza.
Hubo tiempos mejores en mi pueblo grande
Cuando las calles eran de piedra en sus afines,
Cuando los viejos soñaban con estrellas,
Con guitarras, tiples y violines.
Que tiempos aquellos que se fueron,
Dónde están los abuelos que sembraron patria;
Yo pienso que siquiera se murieron
Y no sentir desilusión del alma.
Hay un pueblo sembrado en la montaña,
De mágicos pinceles celestiales,
Pero hay marginado un campesino humilde,
Que en vez de recibir bien; recibe males.
Que en vez de recibir una esperanza en el estado,
Camina temeroso y sin sosiego,
Piensa y lo sabe bien, soy campesino,
Soy señalado, perdí la potestad para ser bueno.
Y tiene que saber y si no tiene que aprender,
El hijo de este pueblo alejado y norteño
Para andar por la calles de mi patria
Llevando en una mano la cédula y en la otra dinas.
Que pesar de mi pueblo y hermoso
Pues de tanto luchar y sufrir ya perdió sus afines
Ya no hay piedras que aguante en sus calles,
Ya no se oye el sonar de sus tiples
Hay un pueblo grande y muy hermoso,
Una ciudad sembrada en la montaña,
Hay una gente amable y cariñosa
Ejemplo de una tierra con sueños en el alma.
Después de la ciudad, los grandes campos,
Viendo con noble andar en los caminos
Entregan en su trabajo amablemente
Lo mejor del sueño del campesino
Es un campo una ciudad que de la mano
Es una historia de hombres muy humanos
Que vive amaneceres en su tierra
Y esperan atardeceres como hermanos
Es un rincón de mi Colombia,
Ha sido un paraíso entre los hombres buenos,
Ha vivido la guerra y sin embargo,
Sigue adelante con sus tiernos sueños
Ha sido el sonar de los fusiles,
Ha sentido la angustia y la agonía
También ha sentido en los momentos
En algunas horas también las alegrías
Es un pueblo arraigado a sus raíces,
Donde los viejos nos dieron buen ejemplo,
Es una estirpe de nobles montañeros
Que aún guardan voluntad para ser buenos
Ituango, mi sufrido pueblo,
Mi ciudad natal en el olvido
Porqué en vez de trincheras y fusiles;
No le tienden la mano al campesino
Porqué no darle al que trabaja en el campo,
Al que ha entregado con amor su vida,
Al que entre surcos entregó sus sueños
Porqué no darle a Ituango la mejor salida
Porqué en vez de retenes en las calles
Y aquél maltrato a campesino bueno;
No buscan la raíz de la injusticia
Y dejan de marginar a nuestro pueblo
Porqué la humillación a nuestra gente
En todos sus caminos y senderos,
Porqué la acusación a campesinos
Porqué el mal trato al campesino bueno.
Hay un pueblo sembrado en la montaña
Que espera la paz de sus rediles
Y no el oprobio que le da el estado
Entre el fuego humeante de fusiles.
Qué pasa, pues Colombia, patria mía,
Es que este pueblo a ti nada te importa,
Porqué te olvidaste de los viejos fundadores
Que soñaron con la paz en nuestra historia.
Yo que he visto en el rostro de la gente
La causa de la tragedia en su dolor humano,
De un pueblo sediento de alegría,
En vez de un pueblo agobiado y maltratado.
Haber qué le ofrece el estado soberano
Y la gente de arriba y su pujanza,
Marchitando el sueño campesino,
Maltratando la paz y la esperanza.
Hubo tiempos mejores en mi pueblo grande
Cuando las calles eran de piedra en sus afines,
Cuando los viejos soñaban con estrellas,
Con guitarras, tiples y violines.
Que tiempos aquellos que se fueron,
Dónde están los abuelos que sembraron patria;
Yo pienso que siquiera se murieron
Y no sentir desilusión del alma.
Hay un pueblo sembrado en la montaña,
De mágicos pinceles celestiales,
Pero hay marginado un campesino humilde,
Que en vez de recibir bien; recibe males.
Que en vez de recibir una esperanza en el estado,
Camina temeroso y sin sosiego,
Piensa y lo sabe bien, soy campesino,
Soy señalado, perdí la potestad para ser bueno.
Y tiene que saber y si no tiene que aprender,
El hijo de este pueblo alejado y norteño
Para andar por la calles de mi patria
Llevando en una mano la cédula y en la otra dinas.
Que pesar de mi pueblo y hermoso
Pues de tanto luchar y sufrir ya perdió sus afines
Ya no hay piedras que aguante en sus calles,
Ya no se oye el sonar de sus tiples