MIS RECUERDOS DE ITUANGO
COMO HAN CAMBIADO LOS TIEMPOS
POR:OMAR CARODONA.
Coma ha cambiado la vida en los últimos años en mi pueblo, recordando la juventud pasada, dónde los jóvenes de la época teníamos una ley que nos gobernaba en casa,cuando desobedecíamos a nuestros padres, estos nos amenazaban, con frases como “te va llevar el diablo, o tal vez la madremonte o que nos iba a envolatar el duende”,con esto bastaba para obedecer, ahora si se le dice esto a un muchacho, lo mas seguro es que le de risa.
En mi época se era mayor cuando se cumplía los 21 años y en Ituango no se permitía que los menores de edad nos arrimáramos a las cantinas a tomarnos un trago, por que nos llevaban para el calabozo hasta el otro día y lo mas seguro es que la cantina la inspección la cerraba por dos o tres días.
En aquellos tiempos los jóvenes nos amañabamos en el billar de Don Millo Zapata en Calle Caliente, dónde había una pianola,a la que le echábamos monedas de 5 centavos para poder escuchar el disco de moda (El tren lento)
Para poder entrar al billar algún compañero se quedaba en la puerta vigilando que no fuera a llegar la policía, otras veces nos íbamos para el filo a la cantina de Luisito Palacio o al Carmelo donde un señor de apellido Cadavid
Como en ese tiempo en el pueblo no había luz eléctrica y llegábamos a la casa a altas horas de la noche, nos decían los viejos “Si siguen callejiando a estas horas de la noche, les va a salir el perro negro que arrastra una enorme cadena y baja del Carmelo todos los días a las doce de la noche”
Como habíamos llegado tarde de la noche la penitencia de nuestros padres era madrugar al otro día a misa de 6 de la mañana con el recordado padre Luis Carlos Jaramillo.
Cuando ya me tenia que regresar al finca en San Antonio (Por los lados de la Hundida),con los amigos de camino hacíamos “El Plan” y nos íbamos para Media Falda, dónde Belisario Lopez,Isabelita Sepúlveda, Emilia Sepúlveda, Ligia Murillo, Anselmo Gutiérrez y Julio Herrera, estás eran unas cantinas ubicadas arriba de la Hundida en el viejo camino que iba hacia Peque,Santa Ana,La Vega del Ingles, El Cedral,alli habían vitrolas o música de moler, además se podía tomar aguardiente o cerveza caliente pues no se conocían las neveras y le decíamos al viejo Belisario “Pónganos a sonar la Trola”
En estas posadas se compraba desayuno ,que por lo general era chocolate con arepa y quesito, además de una parva muy buena que hacia Aurita Zapata en Buena Vista.
Allí también se podía amanecer, pero por lo general don Belisario a eso de las 5 de la tarde nos decía, no tomen mas trago muchachos váyanse para la casa que si se dejan coger de la noche, sé van a encontrar con un bulto sin cabeza que baja a media noche por esta loma.Entonces comprábamos una “pucha” de aguardiente y cogíamos el camino.
De estas posadas solo queda el recuerdo,todos fallecieron, ya todo se acabo,solamente quedan las casitas abandonadas a la orilla del viejo camino que ya nadie transita
“SIQUIERA SE MURIERON LOS ABUELOS”