martes, agosto 05, 2008

El megaproyecto que cambiará a Urabá

Ni Urabá ni Antioquia serán lo mismo cuando entren en operación la fábrica de aluminio, la represa de Pescadero-Ituango y el puerto de aguas profundas sobre el Atlántico.
Para el miércoles, 5 de diciembre, está prevista la firma de la carta de entendimiento entre el presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, y el presidente de la empresa Vale do Rio Doce, Roger Agnelli, con el objeto de formalizar la intención de montar una factoría de procesamiento de aluminio en Urabá, la puesta en marcha del proyecto para construir la generadora de energía de Pescadero-Ituango y la infraestructura portuaria y vial de Urabá, que la operación requiera.
Las inversiones totales, que integrarían el proyecto de doble calzada Medellín-Urabá, serían de 6.300 millones de dólares, es decir, equivalentes a la construcción de unos seis metros de Medellín. Generaría 1.500 empleos directos y 6.600 indirectos. Pero lo más importante es que dotará de la infraestructura para el desarrollo a todo el occidente del Departamento y viabilizará la vía Santa Fe de Antioquia-Puerto Valdivia. Ni Urabá ni Antioquia serán lo mismo luego de que estos proyectos sean realidad.
La generadora de energía de Pescadero-Ituango, en su versión de 2.400 megavatios, ha tenido como principal obstáculo su fuerte impacto en el mercado eléctrico nacional, pues representa cerca del 20 por ciento de la potencia instalada. El que se construya integrada a una demanda fija de una tercera parte de la energía producida, la hace viable.
Esto también contribuye a asegurar la disponibilidad de energía para atender un ritmo de crecimiento que se ha acelerado. Adicionalmente se crea una capacidad real de exportación de energía para Centroamérica, dado que la interconexión eléctrica de alta capacidad entre Pescadero y Urabá quedaría habilitada en el mismo proyecto. El potencial energético restante podrá ser la base para nuevos emprendimientos y proyectos de desarrollo.
La energía eléctrica hidráulica no es sólo más barata, sino renovable y ecológicamente más amigable que otras fuentes. Hacer evidente esta oportunidad nos debe llamar también la atención para desarrollar el sector agroindustrial de Urabá, pues habrá disponibilidad del recurso eléctrico. Seguirá siendo clave que en la región se aprovechen estos proyectos para impulsar el desarrollo de nuevas actividades que sean de la misma gente de la región.
La oportunidad de tener un puerto de aguas profundas en Urabá es bien importante. Hasta el momento se había planteado realizar la infraestructura portuaria por etapas, partiendo del actual modelo de fondeo y trasbordo. Este proyecto cambia las condiciones y hace posible entrar de manera acelerada a la construcción de infraestructura de muelles de alta capacidad.
Algo similar ocurre con la doble calzada a Urabá. Los proyectos de concesión que se están diseñando tendrían como insumo adicional todo lo que este megaproyecto genera. Y debe ser el impulso final a la conexión vial, fundamental para el desarrollo de todo el Departamento y del noroccidente del país.
Es esencial que el proceso esté blindado jurídicamente, se cumplan todas las exigencias de contratación, licencias ambientales, licitaciones y acuerdos con las comunidades. No se puede repetir una situación como la que se dio en el frustrado acuerdo de entendimiento entre Telmex y Telecom.
Qué falta hace en Antioquia tener una corporación de desarrollo dirigida a armar y viabilizar proyectos empresariales de este tipo. Es a través de decenas de iniciativas económicamente viables que lograremos dar el paso al desarrollo.