sábado, noviembre 03, 2007

ITUANGO

ango


Retorno descolorido casi invisible al pueblo donde la inocencia y la infancia se llenaban de color, recuerdo, mañanas juguetonas pintadas de amarillo calido mezcladas con el inconfundible aroma a Ituango; en el parque entre los juegos y las alegrías, las palomas danzaban airosas llenas de vida entre los pinos; sin sospecha alguna y sin que nadie nos advirtiera que estos juegos algún día se acabarían fuimos creciendo y sin creerlo un día marche lejos de estas mágicas tierras, justo el instante en que el sol se posaba sobre mi cabeza . Llegue solo a un gran lugar y en un instante capte que no sería como en mi pueblo donde los días pasan como horas, donde las familias cultivan campos inimaginables y no como en estos bosques de cemento alimentados de hambre y sacol, inundados de mendigos y ladrones, aquí el sol se pone pálido aclarando las horas muertas y largas, en ituango el sol ilumina contento sobre montañas y montañeros orgullosos de estar en sus terruños minados de fe, esperanza y alimentos. En la cuidad cerraba los ojos y escuchaba una canción en mi corazón, podía ver y sentir el viento limpio de mi ituango por algunos segundos, hasta que el ruido ensordecedor se estrellaba contra mis odios y me hacia volver a la realidad, luego de algún tiempo mi espíritu no soporto mas y arme una pequeña maleta y me devolví, llegue cuando la luna se estaba levantando por encima de las montañas.



Edwin Arias.






MIENTRAS DUERMES



Mientras duermes mis ojos permanecen abiertos tratando de recordar tu rostro olvidado por culpa del tiempo, mientras duermes esta soledad se hace mas grande, este cuarto se hace mas pequeño y cada día me resigno mas a este eterno encierro, auque de vez en cuando veo claramente tus azules y profundos ojos, tus labios rojos y probativos…
¡Y me acuerdo! que te recuerdo pero cuando lo hago trato de olvidarte para no lastimar una vez más mi golpeado corazón.
Mientras duermes veo tu fantasma volar por el pequeño espacio de mi celda y caer acertadamente en mi dura y fría cama, y vez mi aburrido y desconsolador encierro y desapareces con los primeros rayos de sol, esto sucede noche tras noche mientras duermes.



Edwin Arias.