San Andrés de Cuerquia, marzo 24 de 1917
El 19 salí de Yarumal a las cinco y media. A poco de dejar el poblado se encuentra la quebrada de Yarumalito, bastante grande, la cual desde el punto en que la cruza al camino, como por puente natural, hasta casi una legua más arriba, viene cubierta por debajo de grandes piedras rodadas de las laderas vecinas en cataclismos prehistóricos. En largos trayectos esas piedras están cubiertas de tierra arrastrada por las lluvias y de vegetación.
El camino hasta la serranía que separa las aguas del río Nechí de las del Espíritu Santo es como los que conducen a Yarumal, de los cuales he hablado, y como éste atraviesa extensos y ricos potreros de suculenta grama, que alimenta millares de cabezas de ganado, de cualquier punto se puede ver claramente lo fácil que es llevar esa vía con pendiente casi insignificante, y aun acortándola de Yarumal a la montaña. Me dicen que ya está hecho el trazado y empezados los trabajos en ese sentido, pero nada vi de ello.
Mi propósito fue ir a Ituango pasando primero por San Andrés, pero en una casa en que había venta de licores, como en casi todas las de los caminos de Antioquia, se me engañó sobre la vía que debía seguir, probablemente porque se desilusionaron al ver que no me acercaba con el peón a consumir aguardiente. Después de andar más de una legua conocí el error por uno de los pocos pasajeros que encontré en la jornada, y resolví seguir directamente a Ituaugo y regresar por la población de donde escribo.
Desde aquella, serranía se baja por camino muy pendiente al río Espíritu Santo, invadeable cuando llueve, pero que desde hace poco tiene un buen puente. De allí se sube en las mismas condiciones en que había bajado, y siempre entre grandes fincas vestidas de ganado.", a otra alta serranía que separa la hoya de este último río de la del San Andrés, de mayor caudal, y ambos tributarios del Cauca.
De esta sierra se desciende costeándola como una legua y después por un espinazo casi vertical hasta un descanso formado por algo como una protuberancia que le sale y que no tiene superficie medianamente llana mayor de dos fanegadas. Allí hay unas doce casitas que forman calle.
Este caserío se llamaba antes Sepulturas y después La Dormida, Aguacate y Ochalí o la Bodega de Ochalí, pero su actual Cura, pues esto es viceparroquia, le cambió el nombre por el de San Antonio de Ochalí, y los vecinos han aceptado el bautizo. Hay allí modestísima capilla y Escuela de varones con 29 alumnos, y de mujeres con 42, Me observarán que cómo un poblado como aquél puede dar 71. estudiantes a las Escuelas públicas no habiendo por allí cerca más habitaciones porque en esas faldas casi no se encuentra plano suficiente para edificar un rancho sin hacer banqueos. A mí me llamó la atención eso allí y en San Juan de Rodas, y las Maestras me aclararon el punto diciéndome que los niños concurren hasta de más de legua y media de distancia, llevando la pobrísima ración que les sirve de almuerzo, y no regresan a sus casas hasta la tarde. Desde aquel lugar se ven descender de la cordillera torrentes más o menos grandes que forman cascadas de varios centenares de metros de altura. El Vicepárroco, recién ordenado, es un joven de origen boyacense, llamado Norberto Sandoval. Por Ochalí pasaba en tiempo de la Colonia el camino que conducía al puerto del Espíritu Santo, sobre el Magdalena.
De aquel corto descanso en adelante el descenso es por vía más estrecha y pedregosa, y tan pendiente que tiene que estar uno con cuidado para no ir a n abismo por la cabeza de la montura. Así anduve hora y media completa hasta llegar a la torrentosa quebrada de Ochalí, que baja de tumbo en tumbo por lecho lleno de grandes piedras. La, encontré, ya caída la tarde, muy crecida, de manera de no dar paso, y a esa hora emprendí el regreso al poblado porque por allí no hay un infeliz rancho, que de haberlo aun desocupado habría preferido pasar una mala noche a maltratar más las caballerías. La pasé no tan mal, pues encontré techo, y carne y café por todo alimento, y para las bestias pasto y caña.
Al día siguiente salí con un práctico que me enseñara el paso de la quebrada, pero ya la encontré delgadita como allí dicen, y la vadeé sin dificultad.
Se sigue por un largo trayecto por la ribera de la quebrada hacia su desembocadura en el San Andrés, por vía tan estrecha y abandonada, cubierta de malezas y obstruida por los árboles de los lados, que tenía que estar defendiendo la cara y el sombrero a cada paso. Sólo en el Putumayo, de Mocoa, para abajo, y en el Carare, había encontrado sendas tan obstruidas como ésta. En varios puntos hubo que hacer uso del machete del peón para que pasara la mula con los baúles ; en una cornisa muy estrecha y larga fue necesario descargar y pasar el equipaje a hombros , en otras el guía llevaba la mula de la brida y el peón la sostenía de la cola ; varias veces tuve que acostarme sobre la montura para pasar por debajo de troncos de árboles caídos.
Esto es camino departamental, camino de Antioquia, camino de la región en que nacieron el ilustre administrador Berrio y su digno hijo, actual Gobernador del Departamento. Por todas partes había encontrado puentes sobre torrentes casi secos en verano, pero que echan grandes avenidas en tiempos lluviosos, y de Yarumal para acá he pasado seis u ocho quebradas que los necesitan aun en tiempo seco para seguridad de los viandantes.
Muy poco más abajo de la desembocadura de la quebrada Ochalí hay un mal puente sobre el río de San Andrés, y por él se pasa a la ribera izquierda. A pocos pasos está la partida del camino de Ituango para San Andrés.
El río baja encajonado por altos cerros y forma veguitas cortas y tan angostas que la más ancha no excede de 500 metros. Por allí seguí río abajo por espacio de dos horas hasta su desembocadura en el Cauca, y siempre por camino descuidado.
En esa vega, como es la mitad del trayecto recorrido, está el rancherío de El Valle, de veintiséis casas de paja edificadas de manera que demarcan bien una plaza amplia con sus calles en los cuatro ángulos. No hay capilla, pero desde hace tiempo están levantadas las tapias de una que probablemente no se concluirá nunca, porque esto, a causa de su mal clima, decae todos los días. Hay Escuela alternada con 31 alumnos por junto.
Parece que allí era el asiento de los indios camíes. Segun todas las probabilidades fue en este lugar donde el Gobernador y conquistador Andrés de Valdivia fundó la ciudad de San Andrés, donde los indios dieron muerte a él y a 60 compañeros el 16 de octubre de 1574, y donde el conquistador Gaspar de Rodas, nombrado por la Audiencia Gobernador para suceder a Valdivia, vengó la. muerte de éste con una matanza general de indios. Machos viejísimos árboles frutales de diferentes clases, restos de antiguas cercas de piedra perdidas entre la maleza, la configuración y capacidad de la plaza y el hecho de no encontrarse en el curso del río San Andrea una vega tan amplia y tan bien defendida de las avenidas del río, enrobustecen esa conjetura, que, por otra parte, está a poyada por la tradición que se conserva entre los vecinos El lugar se llamó San Andrés, hasta que el Gobernador José Justo Pavón trasladó la cabecera, probablemente en 1853, al lugar en que hoy está, y desde entonces perdió el rancherio su antiguo nombre y empezó a llamarse El Valle.
En San Andrés había Cura en 1776, y de él hace referencias poco favorable don Francisco Silvestre, Gobernador de la Provincia por aquel tiempo.
De la desembocadura del San Andrés se vuelve a la izquierda para subir como un kilómetro por la ribera derecha del Cauca, por una cornisa angosta y peligrosa labrada en la roca, hasta el puente colgante llamado de Pescadero, que fue el primero que construyó el ingeniero José María Villa, siendo Presidente de Antioquia don Pedro Restrepo Uribe. Tiene allí el puente 53 metros de luz y una altura de 16 sobre el nivel normal de las aguas. El día que pasé por Ituango esta altura estaba reducida a 4 metros; tan crecido así estaba el río. En el invierno del año pasado el agua subió un metro sobre el puente, y se llevó todas las tablas del piso y gran parte del barandaje, como se ve por la fotografía que envío a ustedes. El daño ha sido reparado, pero no está libre el puente de ser destruido por otra avenida, y entonces las poblaciones de Itaungo y Santa Rita, y toda esa región, quedarán incomunicadas con el resto de Antioquia, porque ya no existen los bogas prácticos que montados en un palo pasaban a los viajeros las bravías corrientes de ese medroso río, que baja encañonado estrechamente entre rocas que sirven de base a lado y lado a altísimos cerros casi verticales.
El puente está a, 370 metros de altura sobre el nivel del mar, y en él no se cobra pontazgo. Observé que se balancea con el paso de una caballería por él, lo que muestra que esta primera obra del ingeniero Villa no tiene el mérito de la del puente da Occidente, que inmortalizará el nombre de este amigo, entre nosotros o que los estribos fueron falseados por las crecientes de 1916.
Allí empieza subida pendientísima de casi tres horas por entre la hacienda de San Juan de Rodas, que pertenecía hasta hace algunos años a don José María Díaz, hombre bueno entre los mejores de Medellín, y es hoy de don Jenaro Gutiérrez. Tiene la hacienda 18,000 hectáreas, y si se juntan las partes llanas de ella quizá no llegan a 18. Todo lo demás es extraordinariamente quebrado desde la. cima, de la cordillera hasta los ríos Cauca, e Ituango, que la limitan.
En uno de esos lugares llanos, que no tiene una hectárea de superficie, fundó el Conquistador Gaspar de Rodas la ciudad de San Juan de Rodas, La cual se arruinó prontamente por sus malas condiciones por los indios. Durante la Colonia y los primeros años del siglo pasado vegetaron por esas regiones pequeños poblados, hasta que en 1854 se dispuso que la cabecera fuera en Fandango, hacia el río Ituango, y como allí no hay agua potable cerca, dos años más tarde se trasladó al lugar que hoy se llama Ituango, donde hay la circunstancia de que también se carece de ese indispensable elemento, en términos que sólo en tiempo de lluvias llegan al poblado pequeñas corrientes, y en tiempo de seca tienen que ir los vecinos a la quebrada de Chapinero, a un kilómetro de distancia, a proveerse de agua para el consumo de las casas. Aunque chica, esta quebradita podría llevarse al poblado con poco gasto, pero es agua de mala calidad.
Don Elías Gutiérrez, hijo del dueño de la hacienda, me hizo quedar en ella a las dos de la tarde, en casa cómodamente edificada, en el lugar llamada Ojo de Agua, porque hay allí la excepcional circunstancia en esas lomas de nacer una sedienta fuente, el señor Gutiérrez me dispensó grandes atenciones. Ojo Se Agua está a 1,420 metros de altura, es decir, 1,050 más elevado que el puente, y sin embargo, de allí se sigue subiendo más de dos hora por empinadísima vía y por entre potreros de excelente grama hasta la cima del contrafuerte de la Cordillera Occidental, de donde se desciende por mal camino hasta un lugar adonde llega el que casi a nivel se ha empezado a abrir para descender de Ituango al puente. Este camino es angosto, lleno se conserva perfectamente, y tiene como legua y media de longitud. Costea un cerro muy alto, en forma de pan de azúcar, a cuya cima había que subir poco antes para bajar al poblado. En el lugar más alto de la hacienda hay una buena casa, y en ella una Escuela altérnala, a la cual asisten 23 niños y 27 niñas hijos de arrendatarios de la hacienda.
El Gobernador de la Provincia en 1776 calificaba de deliciosas las lomas de San Juan de Rodas, y por allí pasaba entonces el camino para ir al Magdalena.
La población de Ituango es chica, y me pareció que había prosperado poco en veintiséis años, entre otras razones por estar muy aislada y haber perdido durante cuatro años consecutivos las cosechas, a causa del invierno unas veces y de la langosta otras. Está edificada en un angosto y pendiente espinazo del contrafuerte, de manera que su plaza y sus calles son cómo las de Yarumal. Consta de doce manzanas no muy compactamente edificadas de casas de apenas regular apariencia. Está en construcción una grande iglesia de ladrillo. bastante elegante, que terminada haría honor a una capital de Provincia, y mientras tanto los oficios divinos se celebran en una humilde capilla. Se carece de luz eléctrica, que no se establecerá pronto por falta de una caída de agua cercana y por escasez de consumidores. No hay tampoco reloj público.
Por el aislamiento de Ituango no van allí forasteros, como no prueba el hecho de haber despertado gran curiosidad mi presencia y de estar su hotel completamente desprovisto de aquello que la, más infeliz posada de camino público tiene para atender a los viajeros. Están alojados allí el juez del Circuito y su Secretario, de la alcaldía es comensal el Alcalde, todos ellos forasteros, y es dueño del hotel el Secretario de la Alcaldía, y sin embargo no había tía él un candelero ni otro utensilio mas necesario y difícil de remplazar. Por eso puede juzgarse de lo que son la población y el hotel. Sin embargo, no hace mucho se erigió en cabecera de circuito y de notaria, y tiene telégrafo y correo nacional.
La principal industria es la cría y engorde y engorde de cerdos, de los cuales se sacan mensualmente unos 150 gordos para el interior. Además se se cosecha muchos frijoles y maíz. Hay varios cafetales pero no dejan mayor rendimiento porque el fruto tiene que llevarse a Medellín. en pergamino, y el transporte cuesta a $ 6 la carga cuando el buen tiempo hace transitables los caminos. El merado se celebra los domingos y mensualmente una feria de cerdos en día calculado para que los negociantes en ese ganado puedan llevarlo a la gran feria mensual de Yarumal.
Se benefician ala mes y tres veces por semana, 30 cabezas de ganado mayor y 94 cerdos.
Las rentas comunes del municipio se presupuestan en $ 13926 -60 y las de instrucción publica en $ 946-60. las seis unidades destinadas a la instrucción publica de las veintitrés de las rentas Departamentales cedidas a los distritos producen $440-89. hay partida especial para sostener un alumno interno en la escuela de agricultura y veterinaria de Medellín se sostienen tres agentes de policía sin uniforme.
Las propiedades del municipio son una casa de dos pisos que hace de consistorial y donde no caben todas las oficinas publicas una cárcel insegura e incomoda y dos lotes para edificar escuelas, un pequeño hospital comprado con colectas de los vecinos manejado por un administrador en el cual se encuentran por termino medio 10 enfermos pues en el distrito se encuentra bastante anemia tropical, y vienen enfermos de los malos climas de las orillas del Cauca. En Hospital no tiene subvención alguna y se sostiene de caridad publica.
En enero de 1899 se creo la oficina de correos y telégrafos.
Hay una escuela de varones con tres maestros y 151 alumnos y una de mujeres con tres maestras y 172 alumnos las rurales son 4 alternadas una de niños y otra de niñas con 257 matriculados la propiedad raíz esta avaluada en catastro en $ 333.583 el censo de 1870 le daba a Ituando 1826 habitantes y el de 1812 modificado en 1916 le da 11922 habitantes ( el de 1918 le da 12518 habitantes poco mas por segregación del territorio), la atura sobre el nivel del mar es de 1570 metros y temperatura de 21 grados con posterioridad a la formación del catastro se segrego una parte del territorio para erigir el de Peque de manera que aquellas cifras son menores. En 1916 hubo 313 nacimientos, 147 defunciones y 50 matrimonios. De los nacimientos 48 fueron ilegítimos.