Con las palabras podemos acariciar, herir, construir, derribar... ¿Qué usos les das tú? Hablar es una de las primeras cosas que aprendemos de pequeños y que utilizamos el resto de la vida. A través de las palabras nos relacionamos con los demás, transmitimos nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y conocemos los de los demás, nos comunicamos unos con otros.
Por esa razón es que las palabras tienen tanto poder. Por medio de ellas abrimos las puertas a nuestro universo interior y penetramos en el interior de los demás. El problema es que muchas veces no somos concientes del alcance que pueden tener las palabras que pronunciamos y una vez pronunciadas, ya no hay marcha atrás.
¿Para qué usamos el poder de las palabras?
La libertad de expresión es un derecho inherente a todos los seres humanos y poder hacerlo por medio del lenguaje articulado es todo un privilegio. Sin embargo, no siempre le damos el mejor uso, abusamos de él y desconocemos sus alcances.
Con las palabras podemos expresar amor, odio, aprecio y admiración, o envidia y rechazo. Con ellas podemos orientar una buena acción, conducir buenas causas o provocar conflictos y discordia. Una palabra en un momento difícil puede alentar o fortalecer o en un momento de rabia pude ofender y derribar.
Los expertos en oratoria aseguran que hay que hablar menos y decir más. Muchas veces en la vida malgastamos nuestro valioso tiempo emitiendo palabras sin sentido, hablando por hablar.
Como si fuera poco, nos programamos para pronunciar todo el tiempo palabras de fracaso, de desgracia, de negación y adoptamos un lenguaje poco edificante. Por eso, es importante seguir insistiendo en aspectos como:
Pensar antes de hablar: significa no hablar apresuradamente, para luego tener que arrepentirnos de lo que dijimos.
Aprender a escuchar: dicen los expertos que quienes más desarrollan la capacidad de escuchar al otro, más coherentes y contundentes son con sus palabras.
Ser asertivos: se refiere a la capacidad de expresarnos en el momento oportuno y de la manera adecuada, con determinación, pero sin ofender al otro.
Usar palabras positivas: es necesario cambiar el hábito de decir “no soy capaz” por “lo voy a intentar” o “me siento mal” por “hoy será un día maravilloso”.
Por esa razón es que las palabras tienen tanto poder. Por medio de ellas abrimos las puertas a nuestro universo interior y penetramos en el interior de los demás. El problema es que muchas veces no somos concientes del alcance que pueden tener las palabras que pronunciamos y una vez pronunciadas, ya no hay marcha atrás.
¿Para qué usamos el poder de las palabras?
La libertad de expresión es un derecho inherente a todos los seres humanos y poder hacerlo por medio del lenguaje articulado es todo un privilegio. Sin embargo, no siempre le damos el mejor uso, abusamos de él y desconocemos sus alcances.
Con las palabras podemos expresar amor, odio, aprecio y admiración, o envidia y rechazo. Con ellas podemos orientar una buena acción, conducir buenas causas o provocar conflictos y discordia. Una palabra en un momento difícil puede alentar o fortalecer o en un momento de rabia pude ofender y derribar.
Los expertos en oratoria aseguran que hay que hablar menos y decir más. Muchas veces en la vida malgastamos nuestro valioso tiempo emitiendo palabras sin sentido, hablando por hablar.
Como si fuera poco, nos programamos para pronunciar todo el tiempo palabras de fracaso, de desgracia, de negación y adoptamos un lenguaje poco edificante. Por eso, es importante seguir insistiendo en aspectos como:
Pensar antes de hablar: significa no hablar apresuradamente, para luego tener que arrepentirnos de lo que dijimos.
Aprender a escuchar: dicen los expertos que quienes más desarrollan la capacidad de escuchar al otro, más coherentes y contundentes son con sus palabras.
Ser asertivos: se refiere a la capacidad de expresarnos en el momento oportuno y de la manera adecuada, con determinación, pero sin ofender al otro.
Usar palabras positivas: es necesario cambiar el hábito de decir “no soy capaz” por “lo voy a intentar” o “me siento mal” por “hoy será un día maravilloso”.