jueves, agosto 30, 2007

Un perro heredó 12 millones de dólares en E.U.

La multimillonaria estadounidense, Leona Helmsley, prefirió dejarle a su mascota más dinero que a sus nietos.
El pequeño maltés de la polémica magnate de los bienes raíces Leona Helmsley, quien falleció el lunes de la semana pasada, continuará viviendo una vida opulenta, mientras que dos de los cuatro nietos de la mujer, cuya avaricia era proverbial, no recibieron nada de herencia.
Helmsley, quien fue dueña de una cadena de hoteles de lujo, estuvo encarcelada por evasión fiscal y fue apodada “la reina de la maldad”, por sus declaraciones consideradas a veces arrogantes e insensibles, le dejó a su querido maltés llamado Trouble (problema) un fondo de 12 millones de dólares.
Según el texto de su testamento, difundido en una corte, su voluntad fue que cuando Trouble fallezca, sea inhumado junto a ella en su mausoleo.
La controversial magnate hotelera también le dejó varios millones a su hermano, Alvin Rosenthal, quien fue nombrado como el encargado de cuidar al perro, así como dos de cuatro nietos – de su hijo fallecido Jay Panzirer–, con la condición de que visiten la tumba de su padre una vez al año.
Ella escribió que si no lo hacen, ninguno recibirá un solo centavo de los 5 millones de dólares que le dejó a cada uno.
Helmsley no le dejó nada a dos de los otros hijos de Panzirer –Craig y Meegan Panzirer– por “razones que ellos conocen”, indicó el testamento.
La magnate, que tenía 87 años al morir, también le dejó a su chofer, Nicholas Celea, un total de 100.000 dólares.
Pero a nadie de los herederos le fue mejor que a Trouble, que alguna vez llegó a aparecer en anuncios para los Hoteles Helmsley, y que hizo honor a su nombre, como cuando mordió a una ama de casa.
El mausoleo de Helmsley, en donde Trouble la acompañará cuando fallezca, deberá “lavarse o limpiarse con vapor por lo menos una vez al año”, así lo establece el testamento, en donde además se asignan 3 millones de dólares para el mantenimiento del lugar en donde también están los restos del marido de la millonaria, Harry Helmsley.
Los Helmsley controlaban un emporio de bienes raíces valorado en 5.000 millones de dólares, que incluía al Empire State Building. Ella fue enjuiciada en 1989 por evasión fiscal en un sonado proceso en que ex empleados la describieron como una tirana que atormentaba a obreros y a ejecutivos.
En cierto momento, uno de los ex empleados testificó que ella una vez declaró: “Gente como nosotros no paga impuestos. Solo la plebe los paga”.
Ella negó haberlo dicho, pero la frase solía surgir siempre que se hacía referencia a ella. De todas maneras, su avaricia era proverbial. En cierta ocasión, le ordenó a un vendedor que reescribiera una factura de un par de aros a fin de ahorrar 4 dólares en impuestos a las ventas.
Cuando el empleado quiso hacerle una broma, diciéndole que esa suma era insignificante para una mujer de sus recursos, Leona Helmsley le respondió: “Esa es la manera en que los ricos se hacen más ricos”.